Durante la operación, el cirujano hace 4 pequeñas incisiones (cortes) en el abdomen (estómago). Se bombea un gas inofensivo al interior del estómago para que el médico pueda ver mejor los órganos. A través de una de las incisiones se inserta un tubo largo que tiene una pequeña cámara en su extremo (un laparoscopio). La cámara envía una imagen de video del interior del abdomen a la pantalla de una computadora. De esa manera, el médico puede ver y extirpar la vesícula biliar con la ayuda de otras herramientas quirúrgicas pequeñas. Generalmente, el procedimiento completo dura menos de 2 horas.